La importancia de la formación de hábitos
Por Clara Inés King, Psicóloga, Mg en Educación
Los hábitos se forman a través de la automatización gradual de las acciones, según la teoría propuesta por Ushinsky.
Su desarrollo es fundamental en la vida cotidiana y el aprendizaje, ya que permiten ejecutar tareas de manera eficiente y sin esfuerzo consciente.
Factores clave en la formación de hábitos
Diferentes estudios han analizado cómo se consolidan los hábitos. Watson y Thorndike, entre otros, destacan la importancia de la repetición mecánica de una acción. Los psicólogos soviéticos, por su parte, identifican dos condiciones esenciales para la formación de hábitos:
- La repetición: realizar la misma acción de manera constante.
- El refuerzo de las asociaciones: fortalecer la conexión entre el estímulo y la respuesta.
Para que los hábitos se consoliden correctamente, los ejercicios que los promueven deben estar bien estructurados. Esto implica que en su formación intervienen dos elementos psicológicamente distintos:
- El aspecto demostrativo: se refiere a la explicación teórica de la acción, es decir, el por qué se realiza de cierta manera y no de otra.
- El aspecto operativo: es la ejecución práctica y repetitiva de la acción hasta que se vuelve automática.
Ejemplo: El cuidado de los dientes
Un ejemplo claro es el hábito de la higiene bucal en los niños. Inicialmente, un niño no comprende por qué debe lavarse los dientes, pero el adulto que desea instaurar este hábito sí lo sabe.
Por ello, el adulto debe explicarle la razón detrás del proceso (aspecto demostrativo) y enseñarle paso a paso cómo hacerlo correctamente (aspecto operativo).
El niño necesita contar con un cepillo, hilo dental, crema de dientes y agua. A través de la repetición, seguirá la misma secuencia cada vez que deba cepillarse los dientes. Al principio, el adulto lo guiará y reforzará la conducta hasta que se convierta en un hábito.
Cuando la acción se automatiza, el niño ya no necesita pensar en cada paso; simplemente lo realiza de forma natural. Esto le permite liberar espacio mental para abordar tareas más complejas.
En este punto, el razonamiento que inicialmente guiaba la acción se reduce al mínimo, y la secuencia se ejecuta de manera ordenada y sin esfuerzo consciente.
La evolución de los hábitos
Con el desarrollo personal, este esquema de formación de hábitos se va haciendo más sofisticado. Los hábitos pueden clasificarse en:
- Hábitos motores: aquellos relacionados con acciones físicas y mecánicas.
- Hábitos intelectuales: patrones de pensamiento que facilitan el aprendizaje y la resolución de problemas.
La importancia de los hábitos radica en que sirven como base para el desarrollo de habilidades más avanzadas. Una persona con hábitos bien estructurados podrá aplicar estos esquemas a situaciones nuevas, resolviendo problemas de manera más eficiente.
Conclusión
En conclusión, los hábitos no solo facilitan la vida diaria, sino que también contribuyen al desarrollo intelectual, permitiendo que el pensamiento y la acción se organicen de manera óptima para un mejor desempeño en todas las áreas de la vida.